Hombres vs. Mujeres: ¿A quién le va mejor en un divorcio?
Si bien muchos acuerdos de divorcio son equitativos en la superficie, las expectativas y presiones sociales pueden crear situaciones que desfavorezcan a las mujeres a largo plazo.
Las personas que se divorcian a menudo lo hacen con la ansiosa anticipación de recuperar su independencia perdida, su autonomía olvidada y una identidad perdida durante el curso del matrimonio. En los acuerdos tradicionales de divorcio entre hombre y mujer, existen múltiples factores que desfavorecen a la mujer y que no se tienen en cuenta.
¿Es justa la división de la propiedad?
Tras el divorcio, los bienes conyugales de una pareja generalmente se dividen de acuerdo con la ley estatal aplicable. Las partes pueden dividir y liquidar sus bienes al 50/50. La esperanza en todos los casos es que ambas partes reciban un trato justo.
Pero incluso en situaciones en las que todos los bienes se dividen al 50/50, las mujeres divorciadas pueden sentir que un arreglo aparentemente justo aún está lejos de ser equitativo.
Las mujeres llevan al hombro la crianza del niño
Debido a que los valores sociales predominantes sugieren que los niños están mejor situados con sus madres, las mujeres a menudo asumen la mayor parte de la crianza de los hijos en familias divorciadas, incluso en casos de custodia compartida.
Cualquier padre que haya peleado alguna vez una batalla por la custodia sabe que las responsabilidades del cuidado de los niños son un privilegio, no una carga. Desafortunadamente, la mayoría de los acuerdos de divorcio no tienen en cuenta el potencial de ingresos futuro dañado de una mujer con responsabilidades de cuidado de niños.
Potencial de ingresos desigual
Teniendo en cuenta que la mayoría de las madres se toman un tiempo libre de sus carreras, y las mujeres aún ganan un poco menos que los hombres, es justo decir que la mayoría de las mujeres, incluso antes del divorcio, tienen un poder adquisitivo más bajo que sus cónyuges varones.
Agregue a ese desequilibrio el hecho de que las mujeres a menudo optan por carreras que creen que serán más propicias para la maternidad, trabajando en trabajos peor pagados debido a que requieren menos horas.
El problema del menor poder adquisitivo se ve exacerbado por las responsabilidades del cuidado de los niños. Reducen las horas de trabajo disponibles de una mujer, por lo que le resulta más difícil aumentar sus ingresos a través de promociones, búsqueda de clientes, etc.
Por supuesto, se espera y legalmente se requiere que ambos padres contribuyan al costo de criar a sus hijos, pero la ley no proporciona un mecanismo para compensar a una mujer por el potencial de ingresos que ha perdido debido a sus decisiones de casarse y tener hijos.
Esta marcada capacidad de ingresos reducida no se tiene en cuenta en un divorcio, ya que los acuerdos se centran en dividir los bienes conyugales.
Calidad de Vida Económica
En última instancia, la calidad económica general de la vida de un hombre, basada en los ingresos y la cantidad gastada en gastos de manutención, aumenta después de su divorcio. Sigue ganando más pero soporta menos gastos familiares. La calidad económica general de la vida de una mujer, después del divorcio, disminuye.
¿Hay alguna manera de ser verdaderamente justo?
Una dificultad para reformar las leyes de propiedad marital para compensar a estas mujeres radica en el hecho de que muchas mujeres, incluso en el mundo moderno de hoy, toman decisiones profesionales basadas casi por completo en sus planes familiares.
Una profesora universitaria que podría haberse convertido en una mujer de negocios exitosa si sus planes familiares hubieran sido diferentes, no tiene forma de mostrarle a la corte su potencial de ingresos perdido. Su decisión de aceptar un trabajo peor pagado no puede ser sopesada por el tribunal, ya que no hay evidencia real de daño económico material.
Desconexión de la corte de divorcio
El objetivo de una corte de divorcio es darle a cada parte lo que se merece justamente en base a sus ganancias durante el matrimonio. Es casi imposible tener en cuenta las amplias presiones sociales que dan forma a las decisiones profesionales de las mujeres en un acuerdo de divorcio dado .
Los estudiosos del derecho deben encontrar una manera de evaluar la pérdida de poder adquisitivo de la esposa, o las mujeres como colectivo deben encontrar una manera de tener a sus familias y tomar decisiones honestas sobre su carrera también.
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